La ceremonia fúnebre, celebrada en el cementerio militar de Har Herzl en Jerusalén, reunió a cientos de dolientes, entre ellos familiares, amigos, compañeros de unidad y altos mandos militares. La imagen del comandante Glickman, apoyado en muletas, rindiendo honores a su soldado caído, se convirtió rápidamente en un símbolo de sacrificio y camaradería.
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"Roi era más que un soldado, era un amigo", afirmó el comandante Glickman en su emotivo discurso. "Era el primero en ofrecerse para las misiones más peligrosas, siempre con una sonrisa en el rostro. Su pérdida es una herida profunda para nuestra unidad".
El comandante relató cómo, durante la operación en Gaza, Sasson se había expuesto al fuego enemigo para asegurar la comunicación y proteger a sus compañeros. "Corrí hacia él para ayudarlo, pero ya era demasiado tarde", recordó Glickman con voz entrecortada. "Recibí un disparo en el pecho, pero sé que hice todo lo que pude".
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La familia de Sasson, visiblemente afectada, agradeció el apoyo recibido y recordó a Roi como un joven lleno de vida y con un gran sentido del deber. "Roi siempre quiso servir a su país", dijo su madre, Asnat. "Era un héroe y siempre lo será".
La muerte de Sasson ha generado una profunda conmoción en Israel, donde la guerra en Gaza ha cobrado la vida de cientos de soldados. Su historia, junto con la de su valiente comandante, se ha convertido en un símbolo de la lucha y el sacrificio de los jóvenes soldados israelíes.
Fuente: Ynet
