La traición de Biden a Israel en la ONU es una victoria para Hamás


Los terroristas estaban seguros de que Occidente los salvaría de la derrota en Gaza. La administración ahora ha confirmado que tenían razón.

El Consejo de Seguridad de la ONU adopta la Resolución 2728 (2024) 14-0, exigiendo un alto el fuego inmediato a la guerra de Israel con Hamás en la Franja de Gaza durante el Ramadán y la liberación inmediata de todos los rehenes tomados de Israel y retenidos en Gaza, con la abstención de Washington, el 25 de marzo. , 2024. Crédito: Loey Felipe/Foto ONU.


No crean en la afirmación de la administración Biden de que no ha cambiado su postura sobre la guerra de Israel contra Hamás. La abstención de Estados Unidos en la votación en el Consejo de Seguridad de la ONU para un “alto el fuego inmediato” en Gaza no es sólo una maniobra política o diplomática de rutina.

Es una traición fundamental a la alianza entre Estados Unidos e Israel, cuyas consecuencias van mucho más allá de las circunstancias inmediatas en las que la Casa Blanca cree que sus intereses políticos le exigen obligar al Estado judío a renunciar a su objetivo de eliminar a Hamás de la Franja de Gaza.

En lugar de limitarse a sacrificar la seguridad de Israel, también está dando una gran victoria tanto a Hamás como a sus aliados iraníes. Ahora que las Naciones Unidas exigen el fin de la guerra, no hay razón para que Hamás deje de intentar conservar aquellas partes de Gaza que aún controla. 

Tampoco hay ninguna razón para liberar a los rehenes que todavía mantiene cautivos excepto un acuerdo que obligue a Israel a aceptar un regreso, de una forma u otra, a la situación anterior a octubre. 7 statu quo. Eso garantizará que se salga con la suya tras haber cometido la mayor matanza masiva de judíos desde el Holocausto, además de afirmar su primacía sobre la política palestina en el futuro previsible.

Eso no sólo expone la supuesta búsqueda de la paz en Medio Oriente por parte de la administración como una farsa, ya que esencialmente está ungiendo a una organización comprometida con la destrucción de Israel y el genocidio judío como la voz principal del nacionalismo palestino. También envía una señal a la región y al resto del mundo de que Estados Unidos ya no está interesado en derrotar al terrorismo islamista ni en mantener la fe en sus aliados.

Una estrategia de dos caras


Las resoluciones del Consejo de Seguridad tienen fuerza de derecho internacional, y si Israel continúa sus operaciones para eliminar a Hamas –como su gobierno ha dicho correctamente que debe hacerlo– esta resolución podría usarse como base para sanciones internacionales contra el Estado judío. 

Sin embargo, la administración Biden afirmó que la resolución, que pedía el cese de los combates durante las dos semanas restantes del mes sagrado musulmán del Ramadán (aunque el organismo mundial no tenía nada que decir sobre los ataques musulmanes a festividades judías como Simjat Torá, el día de las atrocidades del 7 de octubre), así como la liberación de los rehenes y el libre flujo de ayuda hacia Gaza, son “no vinculantes”. 

De esta manera, continúa intentando hablar con ambos lados de la boca sobre la guerra: por un lado, tratando de impedir que Israel gane y, por el otro, afirmando que sigue siendo un aliado fiel.

Fuente: JNS 
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